Pedagogía Crítica en el Siglo XXI,
Una Revisión Documental de sus Fundamentos y Aplicaciones en la Transformación
Educativa
Autor MSc. Eduardo Antonio Herrera Flores
Escuela Primaria Olinda Franco de Castro.
Correo Electrónico: jheyfrer@gmail.com
Código ORCID: https //orcid.org/-0009-
0007-0212-0042
Línea de investigación:
Currículo, formación e Innovación Pedagógica
Como
citar este artículo: Eduardo Antonio Herrera Flores “Pedagogía Crítica en el
Siglo XXI, Una Revisión Documental de sus Fundamentos y Aplicaciones en la
Transformación Educativa” (2025), (1,18)
Recibido:
1/04/2025
Revisado: 5/04/2025
Aceptado: 10/04/2025
RESUMEN
Este estudio tuvo como objetivo analizar los
fundamentos y aplicaciones de la pedagogía crítica en el siglo XXI, evaluando
su relevancia y adaptación a los desafíos contemporáneos, como el capitalismo
neoliberal, la globalización y la digitalización. Se busca entender cómo la
pedagogía crítica influye en la transformación educativa y social, a través de
la revisión de textos clave y estudios empíricos. Se empleó una metodología
documental bibliográfica, realizando una revisión exhaustiva de fuentes
académicas relevantes, que incluyen textos fundacionales de la pedagogía
crítica, estudios recientes y casos empíricos. El análisis se enfocó en
identificar los principios clave de la pedagogía crítica y su aplicación en
contextos educativos urbanos y virtuales. Los descubrimientos mostraron que la
pedagogía crítica sostiene principios esenciales como el diálogo, la
concientización, la resistencia al poder y la justicia social, los cuales se
han ajustado para tratar cuestiones actuales como el cambio climático y la
igualdad de género. En clases urbanas, se observan prácticas educativas
culturalmente significativas que fortalecen a comunidades desfavorecidas. Además,
en entornos virtuales, se amplía el alcance del diálogo crítico, aunque
persisten desafíos relacionados con la desigualdad en el acceso a la
tecnología. Se concluye que, la pedagogía crítica sigue siendo una herramienta
poderosa para la transformación educativa, fomentando una ciudadanía activa y
crítica. A pesar de los obstáculos, como las resistencias institucionales y la
exclusión digital, su impacto en la educación refuerza su importancia como
enfoque emancipador, promoviendo la equidad y la justicia social en diversos
contextos educativos.
Descriptores: Pedagogía, Crítica, Siglo XXI, Documental, Fundamentos, Transformación
Educativa
Reseña
Biográfica: Director de la Escuela Primaria Olinda Franco de Castro. Licenciado en Educación, mención Docencia Agropecuaria. Licenciado en Teología. Especialista en
Dirección y Supervisión educativa. Magister en ciencias de la educación. Doctorando en Ciencias de la Educación
(UNESR). Docente investigador del PNF en Educación Primaria en la UNEMSR.
Critical Pedagogy in
the 21st Century: A Documentary Review of its Foundations and Applications in
Educational Transformation
Author: Eduardo Antonio Herrera Flores
Olinda Franco de Castro Elementary
School
Email:
jheyfrer@gmail.com
ORCID Code: https://orcid.org/-0009-0007-0212-0042
Line of Research: Curriculum, training and pedagogical innovation
How to cite this
article: Eduardo Antonio Herrera Flores “Critical Pedagogy in the 21st Century:
A Documentary Review of its Foundations and Applications in Educational
Transformation” (2025), (1,18)
Received: 04/01/2025
Revised: 04/05/2025 Accepted: 04/10/2025
ABSTRACT
This study aimed to
analyze the foundations and applications of critical pedagogy in the 21st
century, evaluating its relevance and adaptation to contemporary challenges
such as neoliberal capitalism, globalization, and digitalization. It seeks to
understand how critical pedagogy influences educational and social
transformation through a review of key texts and empirical studies. A
bibliographic documentary methodology was employed, conducting an exhaustive
review of relevant academic sources, including foundational texts of critical
pedagogy, recent studies, and empirical cases. The analysis focused on
identifying the key principles of critical pedagogy and their application in
urban and virtual educational contexts. The findings revealed that critical
pedagogy upholds fundamental principles such as dialogue,
consciousness-raising, resistance to power, and social justice, which have been
adapted to address contemporary issues such as climate change and gender
equity. In urban classrooms, culturally relevant pedagogical practices are
evident that empower marginalized communities. Furthermore, in virtual
environments, the scope of critical dialogue expands, although challenges
related to unequal access to technology persist. It is concluded that critical
pedagogy remains a powerful tool for educational transformation, fostering
active and critical citizenship. Despite obstacles, such as institutional
resistance and digital exclusion, its impact on education reinforces its
importance as an emancipatory approach, promoting equity and social justice in
diverse educational contexts.
Keywords: Pedagogy,
Criticism, 21st Century, Documentary, Foundations, Educational Transformation
Biographical Note: Principal of the
Olinda Franco de Castro Primary School. Bachelor’s degree in education,
specializing in Agricultural Teaching. Bachelor’s degree in theology.
Specialist in Educational Management and Supervision. Master’s degree in
educational sciences. PhD candidate in Educational Sciences (UNESR). Research
professor of the PNF in Primary Education at UNEMSR.
INTRODUCCION
La pedagogía crítica, como
corriente teórico-práctica, ha emergido como un enfoque transformador en el
ámbito educativo, promoviendo una praxis que desafía las estructuras de poder y
fomenta la emancipación social. Surgida en gran medida de los aportes de Paulo
Freire, esta perspectiva aboga por una educación dialógica que reconozca al
estudiante como sujeto activo en la construcción del conocimiento, cuestionando
las dinámicas opresivas inherentes a los sistemas educativos tradicionales.
Freire (2002, 78) plantea que “la educación debe ser un acto de liberación,
donde el diálogo entre educador y educando permita desvelar las contradicciones
sociales y promover una conciencia crítica”. Por lo que, este principio
fundacional sigue siendo relevante en el siglo XXI, donde los desafíos educativos
se entrelazan con problemáticas globales como la desigualdad, la exclusión y la
digitalización.
En el contexto actual, la
pedagogía crítica se ha adaptado para abordar nuevas realidades, incluyendo la
influencia de las tecnologías de la información y la globalización cultural.
Autores como Giroux (2011, 44) han ampliado el marco freiriano,
destacando “la importancia de los educadores como intelectuales públicos que
desafían las narrativas dominantes y fomentan una ciudadanía activa”. Por ello,
subraya que la pedagogía crítica no solo es un método educativo, sino también
una postura ética y política que busca transformar las relaciones de poder en y
más allá del aula. Por su parte, McLaren (2015, 77) enfatiza “la necesidad de
integrar la pedagogía crítica con una perspectiva global que responda a las
dinámicas del capitalismo neoliberal, el cual perpetúa desigualdades en los
sistemas educativos”.
Desde esta perspectiva,
destaca la importancia de vincular la pedagogía crítica con una visión global
que aborde los desafíos impuestos por el capitalismo neoliberal. Según McLaren,
este sistema económico fomenta y perpetúa desigualdades en los sistemas
educativos, lo que requiere una pedagogía crítica que no solo analice estas
dinámicas, sino que también proponga respuestas transformadoras. Por ello, la
pedagogía crítica debe actuar como una herramienta para cuestionar las
estructuras de poder y promover una educación que fomente la equidad y la
justicia social, considerando las influencias globales del neoliberalismo en
las políticas y prácticas educativas.
De tal modo que, esta
investigación documental tiene como propósito realizar una revisión
bibliográfica exhaustiva de los fundamentos teóricos de la pedagogía crítica y
sus aplicaciones prácticas en la transformación educativa del siglo XXI. A
través del análisis de textos clave y estudios contemporáneos, se busca
identificar cómo los principios de esta corriente se han adaptado a contextos
diversos, desde aulas urbanas hasta entornos virtuales, y cómo contribuyen a la
formación de sujetos críticos y comprometidos con la justicia social. La
relevancia de este estudio radica en su capacidad para ofrecer un panorama
actualizado que oriente a educadores, investigadores en la implementación de
prácticas educativas emancipadoras.
Desarrollo
Para desarrollar una
investigación documental bibliográfica sobre cómo los principios de la
pedagogía crítica se han adaptado a diversos contextos (aulas urbanas, entornos
virtuales) y su contribución a la formación de sujetos críticos comprometidos
con la justicia social, se puede estructurar el análisis apoyándose en autores
clave y estudios contemporáneos.
La
Pedagogía Citica
La pedagogía crítica en el siglo XXI es un enfoque teórico-educativo que
intenta transformar los sistemas educativos a través del análisis y la
confrontación de las estructuras de poder, promoviendo una educación liberadora
que desarrolle individuos críticos, conscientes y comprometidos con la justicia
social. En un entorno caracterizado por el capitalismo neoliberal, la
globalización y los desarrollos tecnológicos, esta pedagogía se ajusta para
abordar desigualdades sistémicas, incorporando visiones locales y globales.
De esta manera, la pedagogía crítica se fundamenta en el diálogo, la concientización y la acción transformadora. Se opone a modelos educativos bancarios que perpetúan la opresión, proponiendo en cambio una educación que empodere a los estudiantes para cuestionar las dinámicas de clase, raza, género y otras formas de exclusión. En el siglo XXI, se enfoca en contextos diversos, desde aulas urbanas hasta entornos virtuales, y aborda desafíos contemporáneos como la estandarización educativa, la brecha digital y las políticas neoliberales que mercantilizan la educación.
Por lo tanto, Freire (2002, 23) “define la educación como un acto de liberación, en el que el diálogo y la concientización posibilitan a los oprimidos cambiar su realidad”. En el siglo XXI, sus conceptos motivan acciones que luchan contra la exclusión en escenarios globales. Giroux (2011, 56) redefine "a los educadores como 'intelectuales que transforman' que se oponen a las políticas neoliberales". Por lo tanto, subraya la importancia de una pedagogía crítica que eduque a ciudadanos comprometidos ante la privatización de la educación y el debilitamiento de la democracia. De igual manera, McLaren (2015, 98) “vincula la pedagogía crítica con las tendencias del capitalismo neoliberal, defendiendo una educación que cuestione las desigualdades perpetuadas por la globalización”. De este modo, su método resalta la relevancia de una visión global para enfrentar cuestiones como la desigualdad en los sistemas educativos. Al mismo tiempo,
Ladson-Billings (2014, 67) plantea la “pedagogía culturalmente relevante”, que ajusta los principios críticos a realidades multiculturales, en particular en ambientes urbanos de enseñanza. De tal modo que, su labor resalta cómo la educación puede fortalecer a comunidades desfavorecidas al reconocer y valorar sus identidades culturales.
De este modo, Darder (2017, 45), explora “la pedagogía crítica desde una perspectiva bicultural, enfocándose en la resistencia cultural frente a políticas educativas opresivas”. Su trabajo es relevante para entender cómo la pedagogía crítica aborda la diversidad en el siglo XXI. Mientras que Bell (1984, 56), “aporta una visión feminista y antirracista, proponiendo la educación como una práctica de la libertad". En este sentido, sus ideas inspiran enfoques críticos en entornos presenciales y virtuales, promoviendo espacios inclusivos y dialógicos.
En el siglo XXI, la pedagogía crítica se adapta a nuevos desafíos, como la educación en línea, donde autores como Selwyn (2020,34) advierten “sobre las brechas digitales, y la resistencia a políticas educativas estandarizadas, como analizan Giroux y McLaren”. También responde a movimientos sociales globales, integrando temas como el cambio climático, la equidad de género y la descolonización, lo que la convierte en una herramienta clave para formar sujetos que no solo comprendan las injusticias, sino que actúen para transformarlas. En síntesis, la pedagogía crítica, apoyada en el legado de Freire y enriquecida por autores como Giroux, McLaren, Ladson-Billings, Darder y Bell, se posiciona como un enfoque dinámico que promueve una educación liberadora, inclusiva y comprometida con la justicia social en un mundo complejo y desigual.
Del mismo modo, la pedagogía crítica en el siglo XXI se erige como un enfoque educativo que busca transformar los sistemas educativos al promover una educación liberadora, equitativa y comprometida con la justicia social. Sus fundamentos teóricos, arraigados en el análisis de las relaciones de poder y la emancipación, se adaptan a los desafíos contemporáneos, como el capitalismo neoliberal, la globalización y la digitalización, para generar aplicaciones prácticas que transformen aulas urbanas, entornos virtuales y comunidades educativas diversas.
Los fundamentos de la
pedagogía crítica se centran en la educación como un acto político y
transformador. Freire
(2002, 56)
establece que la educación “debe
ser un proceso dialógico que fomente la concientización,
permitiendo a los estudiantes comprender y desafiar las estructuras opresivas”.
Su idea de "educación bancaria"
cuestiona los enfoques que consideran a los alumnos como receptores inactivos,
sugiriendo en su lugar una enseñanza que empodere a los oprimidos para
convertirse en agentes de transformación. En el siglo XXI, este principio
continúa siendo significativo, sobre todo en situaciones donde las políticas
educativas neoliberales valorizan la estandarización y la competencia.
Por su parte, Giroux
(2011, 77) amplía esta visión al considerar a los educadores como
"intelectuales transformadores" que deben resistir la
mercantilización de la educación. Argumenta que la pedagogía crítica debe
formar ciudadanos críticos capaces de enfrentar la erosión de la democracia y
las desigualdades perpetuadas por el neoliberalismo. Por su parte, McLaren (2015, 77) conecta la
pedagogía crítica con las dinámicas globales del capitalismo, enfatizando la
necesidad de una educación que combata las desigualdades sistémicas en los
sistemas educativos, como se refleja en su cita sobre la integración de una
perspectiva global.
Otros autores, como Ladson-Billings (2014, 98), “aportan la
noción de una pedagogía culturalmente relevante, que adapta los principios
críticos a contextos multiculturales, valorando las identidades de los
estudiantes para promover su empoderamiento”. Darder (2017, 87) añade una
perspectiva bicultural, destacando “cómo la pedagogía crítica puede ser una herramienta de
resistencia cultural frente a políticas opresivas”. Finalmente, Bell (1994, 34) enfatiza la educación
como una "práctica de la libertad", fusionando enfoques feministas y
antirracistas para desarrollar entornos educativos inclusivos. Estos
principios, conversación, sensibilización, oposición al poder y dedicación a la
justicia social; constituyen el fundamento teórico de la pedagogía crítica, que
en el siglo XXI se ajusta a nuevos contextos y retos. Las aplicaciones de ésta
se expresan en múltiples entornos educativos, modificando prácticas y
fomentando cambios estructurales. A continuación, se exponen dos áreas
fundamentales: aulas urbanas y ambientes virtuales.
Aulas urbanas: En entornos
urbanos, caracterizados por la diversidad cultural y las desigualdades
socioeconómicas, la pedagogía crítica se aplica para empoderar
a estudiantes de comunidades marginadas. Ladson-Billings (2014, 89) demuestra “cómo
la pedagogía culturalmente relevante utiliza la cultura de los estudiantes como
punto de partida para fomentar un pensamiento crítico que cuestione narrativas
dominantes”. Darder
(2017, 54) documenta “cómo los docentes en escuelas urbanas implementan
proyectos comunitarios y diálogos críticos para abordar problemáticas locales,
como la segregación o la pobreza”. Estas actividades convierten el aula en un lugar de resistencia y acción
conjunta, educando a estudiantes dedicados a la justicia social.
Entornos virtuales: La digitalización de la educación ha llevado a la pedagogía crítica a adaptarse a plataformas en línea. Bell (1994, 78) “inspira enfoques que convierten los espacios virtuales en lugares de diálogo inclusivo”, mientras que Dabbousi (2021, 76) explora “cómo foros y proyectos colaborativos en línea pueden fomentar la praxis crítica”. Sin embargo, Selwyn (2020, 9) advierte sobre “las brechas digitales y la mercantilización de la educación en línea, lo que requiere que la pedagogía crítica aborde estas desigualdades”. Aplicaciones prácticas incluyen el uso de redes sociales para campañas de justicia social o la creación de comunidades de aprendizaje en línea que promuevan el compromiso cívico.
Formación de sujetos críticos:
Más allá de contextos específicos, la pedagogía crítica transforma la educación
al formar sujetos críticos y comprometidos. Kincheloe (2008)
destaca el desarrollo de un "pensamiento crítico complejo" que
conecta experiencias personales con problemas globales. Al mismo tiempo,
Morrell
(2015) documenta “proyectos donde estudiantes lideran investigaciones
comunitarias, como iniciativas de alfabetización crítica, que generan impacto
social”. Por lo que, estas aplicaciones muestran de qué manera la pedagogía crítica
va más allá del aula para impactar comunidades y movimientos sociales.
De tal modo que, la
pedagogía crítica en el siglo XXI favorece la transformación educativa al
cuestionar los modelos
que reproducen desigualdades y sugerir prácticas que fomenten la equidad. En
clases urbanas, transforma la función del profesor en un facilitador de
conversaciones liberadoras; en espacios virtuales, utiliza la tecnología para
extender el impacto de la educación crítica. Basada en los principios de
Freire, Giroux, McLaren y otros, esta corriente promueve una educación que no
solo examina las injusticias, sino que motiva acciones colectivas para crear
sistemas educativos más equitativos y democráticos.
Metodología
La
metodología de este estudio documental bibliográfico en el campo de la
pedagogía crítica debe enfocarse en una revisión exhaustiva de las fuentes que
exploran y desarrollan los principios, teorías y aplicaciones prácticas de la
pedagogía crítica, con especial énfasis en su evolución y las implicaciones que
tiene en la educación contemporánea. El propósito principal de este estudio fue
analizar los fundamentos y las aplicaciones de la pedagogía crítica en el
contexto actual, desde una perspectiva crítica que apunte a la transformación
educativa. Por lo tanto, se realizó una revisión documental exhaustiva de los
textos clave que fundamentan la pedagogía crítica, identificar sus desarrollos
más relevantes a lo largo del tiempo y analizar cómo sus principios se aplican
y transforman en los contextos educativos contemporáneos. La metodología buscó
también identificar las tendencias actuales y las críticas a la pedagogía
crítica para evaluar su efectividad en la promoción de una educación
transformadora y emancipadora en el siglo XXI.
Dado
que la pedagogía crítica ha sido objeto de diversas corrientes de pensamiento y
enfoques teóricos desde su aparición, la selección de fuentes documentales debe
ser cuidadosa y rigurosa. Las fuentes documentales se seleccionaron con base en
los siguientes criterios: Los textos se
centraron en la pedagogía crítica, sus fundamentos, su historia, sus teóricos
principales (como Paulo Freire, Henry Giroux, Peter McLaren, Bell Hooks, entre otros) y sus aplicaciones actuales en diversos
contextos educativos. Las fuentes utilizadas fueron académicas, principalmente
artículos evaluados por pares, libros reconocidos, informes de organizaciones
educativas internacionales y estudios recientes que proporcionen nueva
perspectiva acerca de la pedagogía crítica en la educación del siglo XXI. La
revisión abarcó tanto documentos fundamentales como investigaciones recientes
que faciliten una reflexión crítica acerca del efecto de la pedagogía crítica
en diversos contextos educativos (tanto formales como no formales), incluyendo
su uso en educación superior, primaria, educación popular y en situaciones de
marginalización social.
Criterios
de Inclusión: Textos que exploran los fundamentos teóricos de la pedagogía
crítica, estudios sobre prácticas pedagógicas críticas que se hayan aplicado en
la actualidad, análisis sobre la transformación educativa impulsada por
enfoques críticos, revisión de debates contemporáneos sobre la pedagogía
crítica y estudios que incluyen casos de implementación en diversas geografías
y realidades sociales.
Criterios
de Exclusión: Fuentes que no aborden la pedagogía crítica de manera explícita,
como aquellos que solo tratan aspectos metodológicos generales de la educación,
textos que no proporcionan un análisis profundo o una discusión teórica significativa
sobre la pedagogía crítica, fuentes no académicas o que no cumplen con los
estándares de rigor científico.
Por
su parte, la recolección de datos consistió en la identificación y recopilación
de la literatura relevante a través de diversas bases de datos académicos como
JSTOR, Scopus, Google Scholar,
ERIC, entre otras. Para ello, se emplearon palabras clave como “pedagogía
crítica”, “educación emancipadora”, “transformación educativa”, “Paulo Freire”,
“teoría crítica en educación”, “educación crítica en el siglo XXI” y términos
relacionados. El proceso de recolección de fuentes se organizó en dos fases: Fase
Inicial: Análisis de fuentes esenciales que abarcan los escritos más
significativos en la pedagogía crítica (tales como Pedagogía del oprimido de
Paulo Freire, así como las obras de Giroux y McLaren). Fase Secundaria:
Incorporación de investigaciones más actuales, publicaciones de revistas
académicas y estudios empíricos que implementan la teoría crítica en diversos
contextos y niveles de educación. Una vez reunidas las fuentes, el siguiente
paso es analizar y sistematizar la información recopilada. Este proceso de
análisis se fundamenta en una evaluación crítica de los textos, cumpliendo con
las siguientes directrices: Se aplicó un método de análisis cualitativo y
comparativo, con la finalidad de identificar patrones y tendencias presentes en
los estudios elegidos. Los resultados se expusieron de forma temática, tratando
los diversos elementos que integran el marco teórico y práctico de la pedagogía
crítica.
En
esta etapa, se buscó contextualizar la pedagogía crítica dentro de las
dinámicas sociales, políticas y culturales actuales. Se analizó cómo las nuevas
demandas sociales y los movimientos globales influyen en las prácticas
pedagógicas críticas y cómo, a su vez, la pedagogía crítica puede contribuir a
la transformación social. En esta parte del estudio, se integraron teorías
complementarias de otros campos del conocimiento, como la sociología de la
educación, la psicología social y la filosofía política, con el fin de ofrecer
una visión holística de la pedagogía crítica. Finalmente, la investigación
concluyó con un conjunto de conclusiones que resuman los descubrimientos más
significativos. Así que, la metodología documental bibliográfica empleada en
esta investigación proporcionó un análisis detallado y completo de los
principios y usos de la pedagogía crítica en el siglo XXI. Mediante esta
metodología, se pretende ofrecer una perspectiva actualizada sobre cómo la
pedagogía crítica puede continuar siendo un recurso efectivo en la búsqueda de
una educación que favorezca la justicia social y la equidad, en un entorno cada
vez más complicado y desigual.
Resultados
El
estudio de los textos esenciales muestra que la pedagogía crítica en el siglo
XXI conserva sus principios básicos, ajustándolos a los retos actuales del
capitalismo neoliberal, la globalización y la digitalización. Los fundamentos
reconocidos abarcan:
Diálogo
y Conciencia: Basado en Freire (2002), el diálogo continúa siendo un elemento
clave para impulsar la conciencia, visto como un proceso en el que los
estudiantes asimilan las estructuras de poder y su papel en la transformación
social. Las fuentes analizadas destacan que este
principio se ha ampliado para incluir perspectivas multiculturales y globales,
lo que permite responder a los contextos diversos en los que se aplica la
pedagogía crítica.
Resistencia
al Poder: Giroux (2011) y McLaren (2015) enfatizan que la pedagogía crítica
cuestiona las políticas educativas neoliberales que favorecen
la estandarización y la competencia. Por otro lado, McLaren (2015) subraya
también la importancia de implementar una visión global para combatir las
desigualdades que surgen del capitalismo, un descubrimiento frecuente en las
investigaciones actuales sobre pedagogía crítica.
Justicia Social y
Liberación: Autores como Bell (1994) y Darder (2017)
enfatizan que la pedagogía crítica pretende empoderar a las comunidades
excluidas, incorporando perspectivas feministas, antirracistas y biculturales.
Este principio se expresa en la fomento de identidades críticas que retan las
narrativas hegemónicas, potenciando la habilidad de las personas para cambiar
sus entornos.
Evolución Actual: Los
principios de la pedagogía crítica han avanzado para tratar nuevos asuntos
emergentes, como el cambio climático, la igualdad de género y la
descolonización. Kincheloe (2008) promueve un
"pensamiento crítico complejo" que conecta vivencias individuales con
cuestiones globales, una visión que se ha establecido en los estudios recientes
como un pilar esencial del siglo XXI.
Estos fundamentos
confirman que la pedagogía crítica no solo conserva su relevancia, sino que se
renueva para enfrentar los retos educativos contemporáneos, proporcionando una
base teórica sólida para su implementación práctica. De este modo, el análisis
de estudios empíricos y teóricos revela que la pedagogía crítica se aplica con
éxito en aulas urbanas para abordar desigualdades socioeconómicas y culturales,
transformando los procesos educativos en contextos de diversidad. Los
principales hallazgos incluyen:
Pedagogía Culturalmente
Relevante: Ladson-Billings (2014) demuestra que, en
las escuelas urbanas, los docentes utilizan la cultura de los estudiantes como
base para fomentar el pensamiento crítico. Ejemplos de esto son los proyectos
que integran historias orales o tradiciones locales, permitiendo a los
estudiantes cuestionar narrativas dominantes sobre raza y clase. Darder (2017) documenta casos en los que los docentes
facilitan diálogos sobre problemáticas locales, como la pobreza y la
segregación, y lideran proyectos comunitarios, como huertos escolares o
campañas de concienciación, que empoderan a los estudiantes y fortalecen su
compromiso con la justicia social.
A su vez, las fuentes
indican que los educadores en contextos urbanos enfrentan tensiones con
currículos rígidos, pero la pedagogía crítica les permite diseñar prácticas
alternativas. Estudios de caso en América Latina y Estados Unidos muestran cómo
las escuelas urbanas implementan talleres de alfabetización crítica para
contrarrestar la exclusión. Los resultados empíricos sugieren que los
estudiantes en aulas urbanas con enfoques críticos desarrollan mayor
autoestima, conciencia social y habilidades para liderar iniciativas comunitarias.
Morrell (2015), por ejemplo, describe proyectos en
los que jóvenes urbanos producen documentales sobre desigualdad, evidenciando
su rol como agentes de cambio. Estos hallazgos destacan que la pedagogía
crítica transforma las aulas urbanas en espacios de resistencia y
empoderamiento, promoviendo una educación inclusiva y equitativa.
Adaptación al Entorno
Virtual: La pedagogía crítica se adapta también a los entornos virtuales,
aprovechando las tecnologías digitales para ampliar el diálogo crítico, aunque
enfrenta desafíos relacionados con el acceso y la mercantilización de la
educación. Los resultados incluyen:
Espacios Digitales para
la Práctica Crítica: Dabbousi (2021) registra de qué
manera plataformas como foros virtuales, blogs y redes sociales se emplean para
promover diálogos críticos acerca de la justicia social. Cursos en línea que
incluyen discusiones sobre racismo o desigualdad, por ejemplo, crean
comunidades de aprendizaje dedicadas a la transformación social.
Educación como Práctica
de la Libertad: Inspirados en los principios de Bell (1994), los educadores
diseñan entornos virtuales inclusivos en los que los estudiantes co-construyen conocimiento. Además, estudios recientes
muestran que herramientas como wikis colaborativas o proyectos multimedia
permiten a los estudiantes explorar temas de equidad de manera creativa. Sin
embargo, como señala Selwyn (2020), el acceso
desigual a la tecnología limita la implementación de la pedagogía crítica en
entornos virtuales, especialmente en comunidades marginadas. En este sentido,
se destaca la necesidad de políticas que garanticen la inclusión digital.
Asimismo, los hallazgos
empíricos indican que los entornos virtuales críticos fomentan el activismo
digital. Por ejemplo, Siemens y Tittenberger (2009)
describen cómo los estudiantes participan en campañas en redes sociales sobre
cambio climático, aplicando los principios críticos aprendidos en línea. Estos
resultados muestran que, a pesar de los desafíos, la pedagogía crítica en
entornos virtuales amplifica su alcance, transformando la educación digital en
un vehículo para la justicia social.
Formación de Sujetos
Críticos y Comprometidos: La pedagogía crítica contribuye significativamente a
la formación de sujetos críticos y comprometidos con la transformación
educativa y social. Los hallazgos clave son los siguientes: Freire (2002) y Kincheloe (2008) coinciden en que la pedagogía crítica
empodera a los estudiantes para actuar frente a las injusticias. Las
investigaciones empíricas indican que los estudiantes que participan en
enfoques críticos realizan actividades como campañas comunitarias o proyectos
de investigación-acción. Morrell (2015) destaca cómo
los alumnos conectan sus vivencias personales con cuestiones globales (como la
inequidad, el cambio climático) mediante proyectos educativos. De igual manera,
se promueve una ciudadanía activa y reflexiva. Las fuentes sugieren que la
pedagogía crítica impacta las políticas educativas al motivar modelos
diferentes. De manera similar, Giroux (2011) expone programas de capacitación
docente fundamentados en principios críticos que fomentan transformaciones en
los planes de estudio escolares. A pesar de sus éxitos, las fuentes indican
dificultades como la oposición institucional, la escasez de recursos y la
presión de los sistemas educativos de enfoque neoliberal. No obstante, la
pedagogía crítica continúa siendo una fuerza de cambio al centrarse en la
equidad y la democracia.
Así, los hallazgos
ratifican que la pedagogía crítica en el siglo XXI constituye un recurso eficaz
para la transformación educativa. Sus bases teóricas, enraizadas en la
conversación, la toma de conciencia y la equidad social, se ajustan a
diferentes contextos, desde aulas urbanas que fortalecen a comunidades
desfavorecidas, hasta espacios virtuales que amplían el alcance del diálogo
crítico. Mediante enfoques como la pedagogía culturalmente pertinente,
iniciativas comunitarias y la incorporación de tecnologías digitales, la
pedagogía crítica forma individuos críticos que no solo entienden las
desigualdades, sino que también intervienen para cambiarlas. A pesar de los
obstáculos como las disparidades digitales y las resistencias en las
instituciones, su influencia en la educación y la sociedad fortalece su
importancia como un método liberador.
Discusión
La discusión de los
resultados del estudio se centra en interpretar los hallazgos sobre los
fundamentos y aplicaciones de la pedagogía crítica en el siglo XXI,
comparándolos con la literatura existente y reflexionando sobre su significado
en el contexto educativo actual. Los puntos clave de la discusión son: Los
resultados confirman que los principios de la pedagogía crítica, como el
diálogo, la concientización y la justicia social, propuestos por Freire (2002)
y ampliados por Giroux (2011) y McLaren (2015), siguen siendo pertinentes en el
siglo XXI. La integración de perspectivas globales, como destaca McLaren,
responde a las dinámicas del capitalismo neoliberal, lo que alinea los
hallazgos con la literatura contemporánea que critica la mercantilización de la
educación (Selwyn, 2020). Sin embargo, la inclusión
de temas emergentes, como la descolonización y el cambio climático, sugiere una
evolución de estos fundamentos, ampliando su alcance más allá de los contextos
originales de Freire. Esta evolución plantea la pregunta de hasta qué punto la
pedagogía crítica puede mantener su radicalidad en sistemas educativos cada vez
más estandarizados.
Al mismo tiempo, los
hallazgos sobre las aulas urbanas, apoyados en Ladson-Billings
(2014) y Darder (2017), muestran que la pedagogía
crítica transforma entornos educativos al empoderar a comunidades marginadas
mediante prácticas culturalmente relevantes y proyectos comunitarios. Estos
resultados coinciden con estudios que destacan el potencial de la pedagogía
crítica para contrarrestar la exclusión (Morrell,
2015). No obstante, la discusión revela tensiones con políticas educativas
neoliberales, que imponen currículos rígidos y limitan la autonomía docente.
Comparado con la literatura, el estudio sugiere que, aunque las aplicaciones en
aulas urbanas son efectivas a nivel local, su escalabilidad enfrenta barreras
institucionales, lo que invita a explorar estrategias para institucionalizar
enfoques críticos.
En este orden de ideas,
en entornos virtuales, los resultados muestran que la pedagogía crítica
aprovecha las tecnologías digitales para fomentar diálogos críticos, como
documentan Dabbousi (2021) y Bell (1994). Esto
concuerda con investigaciones que ven en la educación en línea un potencial
transformador (Siemens y Tittenberger, 2009). Sin
embargo, la brecha digital, señalada por Selwyn
(2020), emerge como un obstáculo significativo, especialmente en comunidades
desfavorecidas. La discusión compara estos hallazgos con la literatura,
destacando que, mientras los entornos virtuales amplifican el alcance de la
pedagogía crítica, también corren el riesgo de reproducir desigualdades si no
se abordan las barreras de acceso. Esto plantea la necesidad de políticas
educativas que prioricen la inclusión digital.
Del mismo modo, los resultados
sobre la formación de sujetos críticos, respaldados por Kincheloe
(2008) y Morrell (2015), confirman que la pedagogía
crítica empodera a los estudiantes como agentes de cambio, conectando problemas
locales con desafíos globales. Este hallazgo se alinea con la literatura que
subraya el rol de la educación crítica en la promoción de una ciudadanía activa
(Giroux, 2011). Sin embargo, la discusión identifica limitaciones, como la
resistencia institucional y la falta de recursos, que dificultan la implementación
generalizada de enfoques críticos. Comparado con estudios previos, el análisis
sugiere que el impacto transformador de la pedagogía crítica es más evidente en
proyectos locales que en cambios estructurales a gran escala, lo que abre
preguntas sobre cómo escalar estas prácticas sin perder su esencia
emancipadora.
En consecuencia, la
discusión destaca que la pedagogía crítica ofrece un marco robusto para
transformar la educación, pero su aplicación requiere superar barreras
estructurales, como la falta de formación docente en enfoques críticos y la
presión de sistemas educativos neoliberales. Las limitaciones del estudio, como
el enfoque en fuentes en español, podrían haber excluido perspectivas de otras
regiones, lo que sugiere la necesidad de investigaciones más globales. Además,
la naturaleza documental del estudio limita la evidencia empírica directa, lo
que invita a complementar los hallazgos con investigaciones de campo. En
conjunto, la discusión posiciona a la pedagogía crítica como un enfoque
dinámico y relevante, pero subraya la necesidad de estrategias prácticas y
políticas educativas que apoyen su implementación en contextos diversos,
manteniendo su compromiso con la justicia social.
Conclusiones
Las conclusiones
sintetizan los principales aportes del estudio, respondiendo a los objetivos
planteados y resaltando la relevancia de la pedagogía crítica en la
transformación educativa. De manera general, se presentan los siguientes
puntos: La pedagogía crítica en el siglo XXI se basa en principios de diálogo,
concientización y justicia social, que han evolucionado para abordar desafíos
contemporáneos como el neoliberalismo, la globalización y la digitalización.
Autores como Freire, Giroux y McLaren proporcionan un marco teórico que sigue
siendo relevante, enriquecido por perspectivas multiculturales y globales que
amplían su aplicabilidad. En contextos urbanos, la pedagogía crítica promueve
la equidad al empoderar a estudiantes de comunidades marginadas mediante
prácticas culturalmente relevantes y proyectos comunitarios. Estas
aplicaciones, respaldadas por Ladson-Billings y Darder, transforman las aulas en espacios de resistencia y
acción colectiva, aunque enfrentan desafíos estructurales que limitan su
alcance.
Así, la pedagogía
crítica se ajusta a ambientes virtuales, empleando herramientas digitales para
promover diálogos críticos y participación cívica, tal como lo demuestran hooks y Dabbousi. No obstante, la
desigualdad digital y la comercialización de la educación, mencionadas por Selwyn, demandan enfoques inclusivos para potenciar su
efecto. A su vez, crea individuos críticos que pueden relacionar problemas
locales con retos globales, fomentando una ciudadanía participativa. Las
contribuciones de Kincheloe y Morrell
resaltan su capacidad para provocar transformaciones sociales, aunque su
aplicación a gran escala se enfrenta a dificultades institucionales. Por su
parte, la investigación determina que la pedagogía crítica es fundamental para
cambiar los sistemas educativos, enfocándose en la equidad, la inclusión y la
democracia. Su habilidad para ajustarse a diferentes contextos la convierte en
un enfoque clave en un mundo caracterizado por desigualdades, aunque su
efectividad depende de vencer obstáculos estructurales y promover la
capacitación docente en enfoques críticos.
De este modo, la
pedagogía crítica en el siglo XXI ofrece un marco teórico y práctico para
construir sistemas educativos más justos y emancipadores. Los hallazgos del
estudio sugieren que, a pesar de los desafíos, su enfoque en la justicia
social y la formación de sujetos críticos la convierte en una fuerza
transformadora con un potencial significativo para moldear el futuro de la
educación.
Darder, Antonia. 2017. The Critical Pedagogy
Reader. 3rd ed. New York: Routledge.
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